03/08/2023
Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis
como niños, no entraréis en el reino de los cielos
Mateo 18:3
Podemos imaginarnos a los discípulos discutiendo acerca de cuál de ellos era el mayor. Pensando en su propio progreso, querían saber quién tenía la posición más alta en la administración que Jesús establecería prontamente, sin duda imaginaban un reino temporal del Mesías, en el cual querían saber en qué lugar serían colocados; así como en la actualidad a menudo nos preocupamos por cuestión de posiciones, honorarios, jerarquías y grandezas.
Ellos se hacían esta pregunta; pensando que Jesús ya había escogido a uno de ellos como el mayor, o tal vez querían que escogiera a uno, como el más grande o mejor entre ellos.
En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? (Mateo 18:1)
Jesús atrajo la atención hacia su naturaleza haciendo que vieran a un niño como ejemplo:
Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. (Mateo 18:4)
El llamado de Dios es volvernos como niños, desear, anhelar su presencia y su Palabra, el querer disfrutar de su compañía y sabiduría.
Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación. (1 Pedro 2:2)
Jesús resaltaba las cualidades de un niño, porque Él conocía su corazón inocente, limpio, puro, y desinteresado, llamándonos a nosotros a no buscar posiciones sino a servir, sabiendo que Su Reino sobrepasa las jerarquías humanas.
Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. (Mateo 19:14)
Sin duda el reino de Dios debe ser nuestro anhelo a alcanzar, ya que de Él obtendremos la recompensa.
El propósito de Dios es que seamos hijos maduros, pero no podemos saltarnos procesos y debemos aprender a ser como niños para poder avanzar hacia la madurez espiritual. Nadie puede llegar a ser un maestro de la Palabra, si antes no se convierte en discípulo. Volvámonos como niños para creerle a nuestro Padre y así recibir la instrucción necesaria para avanzar.
Padre gracias porque me enseñas a través de Jesús la importancia de volverme como niño, de disfrutar tu amor y tu presencia en el nombre de Jesús, Amén.