03/02/2023
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu,
que es la palabra de Dios;
Efesios 6:17
Se puede hacer una reflexión cada día frente a la Biblia:
¿Qué hemos recibido hasta hoy de la Palabra de Dios? ¿Qué hemos escuchado? ¿Cómo la hemos guardado? ¿Cuánto hemos cambiado a causa del conocimiento? ¿La estamos aplicando?
Dios tiene un propósito supremamente grande con cada uno de nosotros. No importan las circunstancias que estemos atravesando; es importante aprender a descubrir el secreto escondido tras la formación de Dios en cada evento de nuestra vida. A veces las dificultades son necesarias para la sanidad, otras para mostrar su poder y algunas para formar el carácter de Cristo.
Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra. Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; Enséñame tus estatutos. Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas. (Salmo 119:25-27)
La razón por la cual no progresamos en el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros, es porque no asimilamos que la lucha es contra huestes espirituales que nos asaltan en cada momento, y nos vemos incapaces y temerosos de enfrentarlos.
Si este es el caso, acuda a su Palabra; tome fuerza y viva la autoridad que le permite hacer maravillas e influir en la vida de los demás.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (Efesios 6:12)
Entrar en el proceso de formación de Dios es estar preparado para llegar a donde nunca pensó que Él lo llevaría, y de esta manera manifestar su poder al mundo. Nunca olvide que en el plan de Dios está incluida su vida, y en el cumplimiento de este plan el primer beneficiado es usted.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos 8:28)
Un padre siempre le enseña a su hijo a proyectarse más allá de su propio horizonte, cuanto más nuestro Padre Celestial quiere ver volar a sus hijos haciendo las obras que Él hizo y aun mayores
Gracias amado Dios por tu Palabra, hoy nos declaramos vencedores en el nombre de Jesús. Amén.