03/01/22023
Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;
1 Tesalonicenses 4:9
Pablo consideraba que los cristianos de Tesalónica ya habían aprendido y disfrutaban el amor fraternal, pues a través del mensaje de Jesucristo sus vidas habían sido transformadas, llegando a ser imitadores suyos y del Señor
Vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo. (1 Tesalonicenses 1:6)
Habían dejado sus ídolos para convertirse al Dios vivo y verdadero para servirle; él realizaba un verdadero ministerio de fe, de constancia y de amor, a través de ellos. Con el ejemplo de Pablo estos hombres habían experimentado suficiéntemente el amor de Cristo. Dios les había enseñado como su amor, ternura y misericordia se habían derramado sobre ellos, así mismo debían hacerlo con todos los hombres.
Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Sin embargo, aunque Pablo reconocía que los Tesalonicenses practicaban el amor fraternal, los motivaba y exhortaba a cultivarlo abundando en ello cada día más: sólo así su Iglesia crecería, se fortalecerían unos a otros y con el ejemplo serían ganados para Cristo, bendiciendo y prosperando la ciudad.
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. (Lucas 6:35)
En un mundo convulsionado, los cristianos estamos llamados a buscar la paz y esa paz se inicia haciendo práctica la enseñanza de Jesús:
Esto os mando: Que os améis los unos a los otros. (Juan 15:17).
El mundo necesita una paz basada en el amor de Cristo. Decide amar y actuar como Jesús. Comience por su propia familia, amándolos de la misma manera que Dios le ama a usted; con entrega, fidelidad, tolerancia, misericordia, sin condiciones, sin límite.
Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. (Romanos 14:19).
Y así el amor de Dios lo inunda de gozo, proporcionando estabilidad y firmeza.
Te alabo y te bendigo, por tanto amor derramado en mi vida y en mi familia, por tu Palabra, que es lámpara a mis pies y lumbrera en mi camino, En el nombre de Jesús, Amén.