02/27/2023
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
2 Corintios 12:10
Sin lugar a dudas es difícil para cualquier persona enfrentar enfermedades, persecuciones o cualquier tipo de angustia. Uno tiene que experimentar tantas veces las acciones hostiles, que por fin empieza a reconocerlas aún antes de que lleguen, y puede prevenirlas. Ninguna victoria es fácil.
A veces el enfrentamiento de un momento parece un siglo. El que lucha contra nosotros y contra la justicia es un enemigo encarnizado.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir (Juan 10:10a)
Se necesitan todas las fuerzas de las huestes celestiales para combatirlo. Cuando la victoria llega, podemos clamar con los corazones llenos de alabanza la fidelidad de la presencia de Dios en todo el conflicto.
Sabemos que Cristo nos da la victoria sobre el sufrimiento, capacitándonos para enfrentar los obstáculos con triunfo, sabiendo que estas pruebas nos sirven para cumplir con los propósitos de Dios, ofreciendo su presencia restauradora a los que la necesitan.
Recordemos que para Dios más importante que darnos salud, dinero o comodidad, es moldear nuestro carácter.
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
(1 Pedro 5:10)
La presencia de Cristo permitió que Pablo y Silas cantaran alabanzas a media noche, mientras estaban encadenados y en el cepo de la cárcel de Filipos.
(Hechos 16:25)
El apóstol Pablo encontró que en sus debilidades era cuando en realidad era fuerte, cuando se encontraba en situaciones en las cuales ya no podía hacer nada en sus propias fuerzas, era cuando el Señor obraba a su favor.. La presencia de Cristo permitió dar un testimonio triunfante en medio del sufrimiento.
Las debilidades que tenemos en nuestra vida sirven para mantenernos humildes, podemos darnos cuenta que es el Poder de Dios actuando en nosotros y no en nuestras fuerzas
Diga el débil: Fuerte soy. (Joel 3:10)
Te damos gracias en esta mañana, porque podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón, Él es mi fortaleza eterna, en el nombre de Jesús, Amén.