01/05/2021
Así que, no os afanéis por el día de mañana,
porque el día de mañana traerá su afán.
Basta a cada día su propio mal.
Mateo 6:34
Una vez un campesino muy humilde pero muy sabio trabajaba arduamente la tierra de sol a sol junto con su hijo.
Un día el hijo le dijo: Padre nos ha sucedido una desgracia, se nos ha ido el caballo. El padre le respondió ¿por qué crees que es una desgracia? - le respondió el padre, veamos que nos trae el tiempo.
A los pocos días el caballo regresó acompañado de otro caballo. Entonces el hijo dijo padre que suerte nuestro caballo ha traído otro caballo. A lo que el padre le dijo nuevamente ¿por qué le llamas suerte? veamos qué nos trae el tiempo.
En unos cuantos días más el muchacho quiso montar el caballo recién llegado y éste, no acostumbrado al jinete, se enfureció y lo arrojó al suelo. Y el joven se fracturó una pierna.
El joven dijo: padre qué desgracia me fracturé la pierna. Y el padre retomando su experiencia y sabiduría le dijo ¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo.
El joven no se convencía por completo de la filosofía del padre, sino que se quejaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevarlos a la guerra. Llegaron a la casa del campesino y entonces vieron al joven con su pierna fracturada, por lo que lo dejaron y continuaron su camino.
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado. (Eclesiastés 3:1)
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia, ni la fortuna como algo absoluto, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo.
Dios no quiere que llevemos las cargas del mañana junto con las de hoy. Es sabio esperar y confiar, lo importante es saber que Él tiene el control porque está con nosotros en los momentos más difíciles.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)
En esta hermosa mañana, encomiendo a Jehová mi camino, porque confío en Èl; y se que Él hará. Gracias porque a través de las situationes difíciles formas el carácter de tu hijo Jesucristo en nosotros. Te alabo y te bendigo en tu santo nombre. Amén.
Jehová cumplirá su propósito en mí;
Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;
No desampares la obra de tus manos.
Salmo 138:8